La Iglesia Evangélica Luterana Unida es hija de la Reforma luterana del siglo XVI. Y también es el fruto del impulso misionero de personas luteranas de Estados Unidos y Canadá a comienzos del siglo XX. Somos producto de la mezcla de ese impulso misionero norteamericano, que vino con la misión de compartir la Buena Noticia de Jesús a la gente de Argentina y en castellano, con la inmigración europea al Río de la Plata que afluyó desde fines del siglo XVIII hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Nuestra identidad religiosa es, primero que nada, cristiana: Jesús está en el centro de nuestra fe, y la Biblia es el testimonio clave de nuestra comprensión y nuestra vivencia de Jesús. Y dentro del gran “paraguas” del cristianismo (que incluye a la Iglesia Católica Romana y a las Iglesias Ortodoxas), somos parte del pueblo evangélico. Y dentro del “paraguas” todavía bastante grande de las y los evangélicxs, somos luteranos y luteranas. Entonces, no somos la única iglesia cristiana en Argentina, ni tampoco la única iglesia evangélica. Y ni siquiera la única iglesia luterana! las hermanas iglesias evangélicas del Río de la Plata, y Luterana Argentina, así como las congregaciones dinamarquesas y suecas también son parte de la expresión luterana en la región. Afortunadamente, tenemos una profunda vocación ecuménica, que nos impulsa a compartir , aprender, y celebrar las formas diversas de esa obstinada vocación de Dios por comunicarse con la humanidad. Apoyamos y fomentamos comunidades de fe , escuelas y obras de servicio a quienes necesitan, con la esperanza de que sean espacios abiertos, plurales y receptivos . Creemos que Dios puede hablarle al mundo a través de la iglesia. Y descubrimos con sorpresa que Dios también puede hablarle a la iglesia a través del mundo. Este “colectivo de identidades”, entonces, sigue en tranformación.